Lo moralmente bueno
La percepción del bien como valor moral supone la experiencia moral; solo se hace perceptible si las personas se vuelven dentro de si mismas, hacia los datos irreductibles de la experiencia moral. Por ejemplo, un mismo acto puede implicar en un caso o en otro, especificaciones morales diferentes y aún opuestas. Es, por tanto, erróneo juzgar de la moralidad de los actos humanos considerando sólo la intención que los inspira o las circunstancias. Hay actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias y de las intenciones, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto; por ejemplo, la blasfemia y el perjurio, el homicidio y el adulterio. No está permitido hacer el mal para obtener un bien.
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